Hasta hace poco tiempo el “síndrome del nido vacío” ocasionaba un inmenso vacío en las madres quienes habían dedicado su vida a sus hijos. Cuando ellos se iban del hogar, sus madres sentían que su vida había quedado sin un propósito.
Hoy día, la situación ha cambiado según lo afirman las encuestas pues el 85% de las madres mayores de cincuenta que tienen hijos que se han ido de la casa, sea que se casaron o viven con sus parejas o amigos, la posibilidad de empezar una nueva vida para estas madres se ha proyectado a nuevos horizontes.
Retomar proyectos pendientes
Muchas de ellas han postergado por muchos años proyectos, viajes, estudios y por fin llega la oportunidad para llevarlos a cabo. Aprender un nuevo idioma, empezar una carrera universitaria, aprender a tocar un instrumento musical o recibir unas clases de baile popular son algunas de las opciones para estas madres.
Los estudios modernos demuestran que a los cincuenta, una mujer se encuentra en la plenitud de su vida.
El hecho de que a esta edad pueda realizar los proyectos que tenía en pausa, es ideal pues además cuenta con una mayor experiencia en la vida, mayor capacidad intelectual y sobre todo la libertad para enfrentarse a nuevos retos.
Con pareja o sin ella
Aquellas mujeres que fueron profesionales y a los cincuenta están pensando en retirarse de su trabajo, generalmente buscan ocupaciones laborales o empiezan un negocio propio, pero nunca se quedan sentadas en una mecedora, tejiendo sweaters para sus nietecitos como ocurría sesenta años atrás.
Si la mujer vive sola o en pareja puede planear viajar con su marido y frecuentar las amistades que tienen en conjunto. Ambos pueden planear un horario que los mantendrán ocupados diariamente.
Pueden planear juntos proyectos tales como empezar una huerta en el patio, caminar por las mañanas o en las noches, ir a nadar, al cine y cocinar sus platillos favoritos.
Disfrutar plenamente de una segunda juventud
También muchas mujeres a los cincuenta se dedican a ponerse en forma, van al gimnasio y se hacen “arreglitos” para lucir más joven y disfrutar con sus parejas de sus momentos íntimos y se realizan más como mujeres, pues todavía se sienten atractivas.
Los cincuenta de la mujer hoy día son los cuarenta de los años sesenta. Los cincuenta representan la mitad del resto de la vida. La segunda etapa que les toca vivir es valiosísima, porque pueden conquistar muchas metas en diferentes campos, su relación de pareja puede mejorar, y ellas se pueden conectar con su yo interior y conocerse mejor que nunca antes lo habían hecho.
Una segunda adolescencia
Muchas mujeres a los cincuenta ya no temen que sus hijos salgan de su hogar, pues para muchas es la oportunidad de disfrutar de la libertad que anhelaron quizás cuando tenían la obligación de cuidarlos, llevarlos a la escuela, ayudarlos con las tareas, ponerles el alimento en las mesas además de otros quehaceres propios de una madre.
En síntesis, los cincuenta años de una mujer saludable es como una segunda adolescencia que le exige ir en busca de una nueva identidad, de nuevos caminos para ser feliz y disfrutar de esa segunda etapa, la cual si se lo propone puede disfrutar mucho más que la primera.
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