Cuando el bebé no llega
La infertilidad puede ser orgánica o psicológica. En los últimos años se ha llegado a la conclusión que una causa posible de la infertilidad podría estar relacionada con el aspecto psicológico de la pareja.
Otras veces es ocasionada por disfunciones de tipo orgánico. El dilema de la infertilidad afecta muchas parejas en el mundo y produce problemas, discusiones y hasta divorcios entre las parejas.
Cuando pasan los meses y la mujer no queda embarazada la pareja se comienza a preguntar si algo está mal y preocupados acuden a una cita médica y dependiendo lo que el doctor diga se tranquilizan y comienzan un tratamiento.
Posibles tratamientos
Estos tratamientos no siempre son efectivos y muchas veces tardan mucho tiempo para lograr el objetivo de tener un bebé. Algunas veces la mujer se embaraza pero tiene abortos no provocados antes de poder tener un hijo.
Conforme el tiempo pasa la frustración crece y al mismo tiempo la pareja se desanima y su vida se convierte en un calvario. Ambos se llenan de ansiedad y sentimientos de negatividad entran en sus mentes y la relación entre la pareja se torna hostil y ambos se culpan por no poder tener un hijo.
Las relaciones íntimas ya no se disfrutan igual pues el afan y la motivacion ahora es conquistar la meta del embarazo. Tanto el hombre como la mujer ya no sienten el placer sensual que experimentaban al principio de la relacion sino que conforme pasa el tiempo se convierte en algo mecánico y obsesivo cuyo único objetivo es lograr que la mujer quede embarazada.
El miedo, el peor enemigo
Una de las causas psicológicas más comunes que sufre la mujer es el miedo a no quedar embarazada.
Otras mujeres a nivel inconsciente no quedan embarazadas por temor al embarazo o a engordar o a enfrentar el momento del parto.
Ellas mismas no se dan cuenta de estos temores que tienen reprimidos en el inconsciente.
Muchas de ellas, sin saberlo tienen temor de enfrentar la responsabilidad de tener un hijo que las haga perder su libertad.
Otras mujeres, sobre todo las que tienen problemas de tipo genético en la familia o las que son mayores de treinta y cinco o cuarenta años temen quedar embarazadas por los factores de riesgo que se suman debido a su edad.
Los hombres por el contrario, no piensan en el factor edad pues no temen al reloj biológico tanto como las mujeres.
Ellos se ciegan más y tienden a culpar a la mujer por no salir embarazada.
Una arma de dos filos
Aunque un hijo cambia la vida de la pareja en su totalidad, pues cuando nace necesitan vivir en un lugar mas espacioso y cambiar sus rutinas y sacrificar fiestas y horas de sueño, también vacaciones y otras actividades, las parejas que están aferradas a tener un hijo no toman en cuenta estos sacrificios.
Se les convierte en una obsesión el tener un hijo y el estar aferrados a este pensamiento fijo muchas veces no le permite a la mujer embarazarse.
Los tratamientos para la esterilidad o la infertilidad son costosos especialmente los que se practican a largo plazo.
Tanto se afana la pareja por conseguir el embarazo que muchas veces resignados cambian su manera de vivir y se olvidan de su objetivo y ahí es donde sin esperarlo, viene el primer hijo.
Una vez el bebé nace, la pareja se ve obligada a transformar su rutina y muchos otros aspectos de la vida y adaptarse a la vida de padres. Irónicamente este cambio afecta algunas veces tanto a la pareja hasta el punto que se apartan uno del otro como pareja y descuidan su relación poniendo en riesgo su unión.
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