7. Hay consejos de consejos
Está bien darles consejos a nuestros hijos pero con mucha prudencia, amor y bondad.
Un consejo sabio no irrita a nuestros hijos. Un consejo necio no es escuchado por ellos y los resultados que traerá es una actitud negativa que los alejará de nuestras vidas. Los consejos más útiles son los que se dan a modo de sugerencia y no como una imposición.
El mejor consejero espera en silencio a que su consejo le sea solicitado. La mejor manera de dar un consejo sería decir algo así: _Mira hijo, yo simplemente te voy a decir lo que yo haría en tu caso_.
De esa manera el hijo no se sentirá presionado a seguir el consejo ni pensará que su padre lo está manipulando en ninguna manera.
Hay un famoso refrán que dice “el mejor consejo es el que no se da”. Muchas veces después de desahogarse con nosotros los padres, nuestros hijos piensan mejor y no necesitan nuestros consejos para ser mejores personas o para solucionar sus problemas.
8. Una guianza efectiva
Muchos de nuestros hijos todavía tienen la incógnita en su mente en cuanto a su futuro y al verdadero sentido de la vida. Viven un día a la vez y no saben porque rumbo los lleva su destino.
Estamos en este mundo lleno de altibajos para amarnos los unos a los otros y para hacer el bien a quien encontremos a nuestro paso.
El amor siempre trae unidad familiar y armonía a nuestro espíritu. Una familia sin amor es como una maceta sin flores. Los ingredientes que debemos tener siempre en casa para alimentar a nuestros hijos emocionalmente y espiritualmente son diez: amor, comprensión, apoyo, buen ejemplo, sabiduría, discreción, respeto, palabras dulces, esperanza y armonía.
9. Evitar las críticas
Educar a nuestros hijos no es pelear con ellos o señalarles sus errores o censurarlos por lo que hacen. El exceso de críticas y de censuras elimina el respeto por los padres y el auto estima de los hijos disminuye.
Remarcar las cosas buenas que hacen nuestros hijos y expresarles verbalmente nuestra satisfacción por sus hechos, les ayuda a prosebuir por el camino del bien y a mejorar cualquier debilidad que tengan en sus vidas.
La crítica siempre debe ser constructiva y nunca destructiva. Las palabras que les digamos siempre deben ser positivas y no negativas.
10. Olvidar los errores pasados
Olvidemos los errores del pasado de nuestros hijos y enfoquemos nuestras mentes en sus buenas acciones por pequeñas que éstas sean en el tiempo presente.
No saquemos trapos viejos del closet emocional para restregárselos a nuestros hijos en sus rostros. Lo único que conseguiremos es provocar una reacción negativa por parte de ellos y estropear la relación entre ellos y nosotros.
Los problemas del pasado son basura emocional que no necesitamos guardar para sacarla luego. El pasado no existe, se fue y no va a regresar. El futuro no sabemos si vendrá.
Nadie puede estar completamente seguro sobre lo que pasará en el próximo segundo de vida. Lo que cuenta es el presente, con ese debemos trabajar. Actuando de esta manera, siempre tendremos hijos de los cuales estaremos orgullosos y satisfechos de ser sus padres.
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